“ Hoy Martes, dÃa tercero"
Cuando Jesús expone
su traición, a los discÃpulos aunque sin ser entendido por ellos pide a Lázaro hacerlo de una vez. Este saliendo de prisa con sus dos compañÃas la
envidia y la ira busca a quien venderá a Jesús.
Nos has comprado, Señor, con tu sangre, de toda raza,
lengua, pueblo y nación: Conduce a tu Iglesia, que es tu pueblo nuevo, a la
humanidad entera a esa Pascua tuya de la vida. Atravesado por la lanza de un
anónimo soldado, supiste siempre sanar nuestras heridas. Haciendonos saber que
Tú sà perdonabas, te dejaste clavar en una cruz, perdona otra vez a aquella
adúltera, rota, sola, despreciada pero arrepentida; perdona de nuevo a aquel
publicano del templo de ojos casi en la tierra, suplicando; perdona otra vez a
aquel Zaqueo, tan bajito él pero que tanto habÃa robado; perdona otra vez al
ladrón que muere a tu costado; perdona a los que durante tu agonÃa se burlaron
de ti y blasfemaron... Perdónalos, porque de todos ellos hay mucho en cada uno
de nosotros. Y si les perdonaste a ellos, fue para decirnos que también a
nosotros quieres perdonarnos.